martes, 3 de febrero de 2015

Los olores

Probablemente febrero sea el mes más triste del año. Frío y gris. Eterno a pesar de ser corto en días. Al menos para mí. No entiendo por qué cuando te invade la sensación de tristeza, te regodeas más en ella, recordando todas las cosas malas que te han acompañado a lo largo de los últimos años.Debería ser al contrario. Ser consciente de esta situación e intentar salir hacia adelante.

Esta noche soñé con mi padre. Como todas las noches desde hace dos años. Me gusta. Lo siento cercano y casi puedo olerlo. Ese olor tan característico a jabón La Toja. El de la pastilla negra. No podía utilizar otro. Todavía guardo en el jabonero del baño de los niños las últimas pastillas que usó. Qué locura y, sin embargo, cuánto bien me hace olerlas de vez en cuando.

El mundo de los olores... Sólo me quedé con una chaqueta de él. Y me la pongo en días como hoy. Ya sé que puede parecer una cochinada pero no la he lavado en todo este tiempo. Cómo pueden ayudarte este tipo de cosas, a pesar de que poca gente lo puede entender.

Es como el olor a eucalipto, que me recuerda a mi adorada infancia; el de la crema Mustela a mis hijos cuando eran bebés; la crema de noche L'Oreal a mi madre, las tostadas recién hechas a mi abuela y así un sinfín de cosas más.

Sin embargo, hay un olor que no puedo percibir y eso me duele. El olor del padre de mis dos hijos, perdido hace diez años... A veces cierro los ojos e intento pensar cómo era pero no lo consigo. Voy a una perfumería y huelo su colonia, pero no lo identifico. Me pregunto por qué me ocurrirá... Y se me ocurre pensar que quizás sea él que, con su generosidad, haya cerrado una puerta para que olvide y afronte el presente con entera. Sí, quizás sea eso...

Definitivamente febrero no ha empezado bien. Esperemos que mejore.

sábado, 24 de enero de 2015

Mamá gallina en acción

Llevo mucho tiempo dedicada a todo, menos a mí. No es un reproche. Sólo un pensamiento en voz alta. Harta de hablar sola, delante del espejo y en el coche, he decidido plasmar éste y otros muchos pensamientos en este blog. Es la primera vez que lo hago, no sé si es el mejor momento, pero ya estoy harta de posponer cosas que nunca termino haciendo. Se acabó. Mamá gallina tiene su espacio, pero no sólo eso... su propio espacio. Sólo mío. 

No sé si lo compartiré con muchas o pocas personas, pero si de algo estoy segura es que, al menos, lo haré conmigo misma. También me apetece, ¿por qué no?, convencer a mi querida hermana que soy capaz de empezar algo y continuarlo. Será verdad? Si no lo consigo, siempre podré añadirlo a la larga lista de cosas que he empezado, con ansia y mucha ilusión, y no terminado: clases de cocina, pachwork, arte floral, escritura creativa y gimnasio, entre otras variadas, que mi pudor me obliga a callar.

Pero esta vez me he lanzado. Bienvenidos a los avatares y desavatares de mamá gallina!!